Calefacción en viviendas con biomasa

La biomasa es una energía renovable que se usa en viviendas para calefacción y agua caliente sanitaria (ACS), y aunque en menor medida, también refrigeración. La biomasa es el conjunto de materia orgánica, vegetal o animal, y los materiales que proceden de su transformación natural o artificial. Esta materia se usa como combustible para generar energía térmica para viviendas unifamiliares y edificios.

Se considera energía renovable que se obtienen de una fuente natural, por tanto, es un sistema eficiente energéticamente y respetuoso con el medio ambiente, más que otros sistemas convencionales.

Existen tres instalaciones posibles para el uso de biomasa: chimenea, estufa y caldera. Esta última es la que se utiliza para climatización y para producción de agua caliente( ACS), sin embargo, la chimenea y estufa se utilizan sólo para calefacción de la estancia en la que se encuentran.

Los tipos generales de combustibles que se usan son leñas, astillas, pellets, huesos de aceituna y cáscaras de frutos. La ventaja que tienen es su precio estable que puede ser menor que otros combustibles como el gasoil o gas natural. Elegir el tipo de biomasa a utilizar depende en gran medida del tipo de suministrador que podemos encontrar, es decir, un suministrador cercano y que pueda abastecernos continuamente, es lo mejor que podemos elegir. Por otro lado, es más económico la compra de suministro en verano.

Como hemos dicho anteriormente, la biomasa se puede utilizar tanto en viviendas unifamiliares como en edificios, lo único es que cambia la instalación.

En el caso de edificios se usan calderas centrales y deben disponer de un espacio de almacenamiento grande para guardar el combustible.

En viviendas unifamiliares se usan calderas individuales y también hay que disponer de un almacén, sus dimensiones dependerán de si compramos combustible por meses o anual, obviamente cuando se compra para largo plazo, el espacio de almacenamiento deberá ser más grande. Este se puede ubicar dentro o fuera de la vivienda y debe ser de uso exclusivo, además, hay la opción de colocarlo subterráneo en contenedores específicos, según normativa.

El resto de las instalaciones, desde la caldera hasta los aparatos, son prácticamente iguales al de otros sistemas. Para la calefacción, se pueden usar radiadores o suelo radiante, esta última opción puede ser mejor, porque hace un consumo continuo, por tanto, podemos conocer mejor cuándo vamos a necesitar más combustible y organizar mejor el suministro. Por otro lado, hay la opción de combinar con una caldera convencional para ayudar en las horas punta y no caer en el problema de agotamiento de combustible. También puede ser ideal combinar caldera de biomasa con energía solar térmica para ACS.

Si la caldera de biomasa dispone de ciclo de absorción puede generar refrigeración también, sin embargo no es muy común este uso.

Las ventajas generales de la biomasa son las mismas que las de los demás sistemas renovables. Son eficientes energéticamente, disminuyen la demanda energética, tienen larga vida útil, ayudan al medio ambiente y, lo más destacado, es que suponen un gran ahorro económico en las facturas mensuales.

Si tienes dudas, consulta con nuestros colegiados. Te asesorarán de cual es la mejor opción, y sobre las reformas que sean necesarias para la correcta instalación.

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Los pellets son un producto totalmente natural, catalogado como biomasa sólida, el cual está formado por cilindros muy pequeños, de unos pocos milímetros de diámetro. Elaborados a partir de serrín natural seco, sin ningún aditivo. Su precio es también bajo y puede calentar perfectamente una estancia igual que otro sistema eléctrico o de gasoil, pero necesita un espacio grande para instalar la estufa y el almacenamiento de pellets. Calefacciones sostenibles (aerotermia, geotermia y solar). Son sistemas modernos cuyo coste de instalación es más elevado que los demás, sobre todo el sistema geotérmico porque implica la instalación de tuberías y bombas debajo de la tierra. Estos sistemas funcionan mediante el aprovechamiento del calor existente en la naturaleza (aire, tierra o radiación solar) para convertirlo en energía térmica. Es una energía gratuita, lo que supone gran disminución en la demanda energética y, por tanto, gran ahorro económico en la factura que puede llegar al 70%. 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